El siglo de las luces
El siglo de las luces o también conocido como el periodo de la Ilustración, fue el advenimiento de una nueva era que no se lograría sin una lucha contra todas las formas existentes de opresión: política, religiosa, social e intelectual.
Se le denomina siglo de las luces porque se desarrolló en el siglo XVIII, fue un movimiento literario y filosófico europeo, nacido en Francia, tenía como base la razón pues era considerada la única que permitiría superar prejuicios e intolerancia y avanzar hacia la felicidad, la libertad y el conocimiento.
La Ilustración fue una era donde se creía que la razón y la ciencia alejaría la ignorancia y los prejuicios.
En su lucha por la razón y la ciencia, el filósofo Jean Antoine Condorcet, esperaba que la civilización, la difusión del conocimiento, se lograra a través de la educación, es la educación la que ilumina a la masa de personas que habían permanecido en la oscuridad y la ignorancia
¿Qué es la Ilustración?
Según Emanuel Kant, en su publicación en 1784, nos dice que la Ilustración es: "la salida de un estado minoritario del hombre que se convierte en adulto. él adquiere su independencia, su libertad de pensar"
¿Cuál es la acepción de la palabra Luz en este siglo XVIII?
En todo momento, la luz se ha opuesto a la oscuridad. Es la luz es el emblema de la revelación de nuevas verdades y cuestionamientos del pasado, de una tradición de certezas, de las autoridades establecidas.
En la Edad Media, la luz era el signo de Dios que descendía del cielo en la tierra; en el siglo XVIII, la luz es la razón, la observación y la experiencia humana.
El hombre tiene la capacidad de razonar |
En este contexto de acepciones, el hombre es libre para decidir lo que es bueno y lo que es malo, pues a través de su experiencia entiende la realidad que le rodea. La capacidad de razonar, que por naturaleza tiene el hombre, le permite cuestionarse los dogmas establecidos, aunque claro está que este proceso de aceptación no será tan pronto pues desde siglos ha tenido que subordinarse a los dogmas y que su inobservancia es sujeta de sanción sin previo proceso.
Los problemas del Estado absolutista requerían de la colaboración de hombres calificados y con nuevas ideas, dispuestos a reformar e impulsar el desarrollo político y económico de las naciones.
El temor a la innovación es sustituido por una creencia en la posibilidad de alcanzar un futuro mejor, no por un cambio súbito, sino por una paciente labor educativa y legislativa, para la cual se necesitaba la colaboración de los ilustrados, cuyas ideas no constituían un pensamiento meramente especulativo, sino se convertirían en programas de gobiernos y se llevarían a la práctica.
Bibliografía
Granja Hernández, E. (2019). Análisis Histórico
Universal. México: Vortex S. A de C. V.